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El Estado Neoporfirista en Jalisco

Desde que se instaló en México el neo-porfirismo o neo-liberalismo económico, bajo la administración de Carlos Salinas de Gortari, no ha cesado la privatización de bienes, empresas y servicios propiedad de la nación. Y es que desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, el Estado mexicano ha llevado un sin fin de reformas estructurales con las que se ha venido entregando a los extranjeros y a los particulares la mayoría de los bienes y servicios, propiedad de todos los mexicanos.
Durante la primera etapa, Salinas-Zedillo (1988-2000) se reformó el Artículo 27 Constitucional para dar paso a la privatización de las tierras ejidales, con lo cual surgió una reducida agricultura exportadora que sólo ha beneficiado a unos cuantos productores del campo. Posteriormente, se privatizó TELMEX, lo que dio origen al más importante monopolio privado y convirtió a Carlos Slim en el hombre más rico del mundo.
Antes de concluir su mandato, Ernesto Zedillo llevó a cabo la privatización de Ferrocarriles Nacionales de México, acabando así con la transportación masiva de personas, para dedicarlo mediocremente a la transportación de carga hacia el comercio exterior.
Ambos gobiernos acabaron con los apoyos al campo; acabaron con BANRURAL, FERTIMEX, ANAGSA, CONASUPO y con todas aquellas empresas que aseguraban la subsistencia de grandes masas de campesinos y sectores populares de la nación.
Con la llegada de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón (2000-2012), continuó la embestida del Estado neoliberal contra el patrimonio nacional; pues estos gobiernos dieron paso a la concesión de la minería a empresas canadienses y, mediante las reformas a la Ley de Aguas Nacionales, quedó autorizada la intervención de la iniciativa privada en infraestructura y servicios en las costas mexicanas.
Los intentos anteriores por privatizar PEMEX, se vieron por fin concretados con el Pacto por México; en el que participaron PRI, PAN y PRD para sacar adelante las reformas estructurales que no habían sido aprobadas en las administraciones panistas por falta de acuerdo.
El paquete de reformas aprobadas bajo este Pacto, significan para el país el empobrecimiento de los mexicanos, la elitización de la educación y la devolución del petróleo a los extranjeros, quienes eran los antiguos propietarios bajo el régimen porfirista
La llamada autogestión en la reforma educativa, no es otra cosa que la aportación obligatoria de cuotas para solventar los gastos de las escuelas y, el despido de maestros una especie de reemplazo corporativista.
No hemos entendido que la privatización de la educación, no necesariamente implica pasar este servicio de las manos del Estado a los particulares, sino que el incremento de cuotas es privatizar o mercantilizar los servicios educativos en todos sus niveles.
En Jalisco nunca nos hemos quedado al margen de los grandes cambios; por eso, bajo esta ola de reformas constitucionales y privatizaciones, el gobierno del estado ha declarado que pondrá a la venta el Sistema Colectivo de la Zona Metropolitana (SISTECOZOME) porque es una empresa ineficiente, tanto en Guadalajara como en Puerto Vallarta; el argumento es que opera con grandes pérdidas.
Lo curioso es que esta iniciativa se quiere llevar a cabo ahora que hace no mucho tiempo se renovó prácticamente todo el parque vehicular del transporte colectivo con cargo al presupuesto público de la entidad.
Sólo eso nos faltaba, que se diga que es una empresa con pérdidas, como se dijo en su momento de TELMEX, Ferrocarriles, Pemex y muchas otras que han pasado a manos de particulares en detrimento de los usuarios y de la pérdida del patrimonio nacional.  En fin haga usted su propio análisis de lo que está pasando en este vapuleado país.

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