El Impacto Del Ambiente Económico Internacional en la Economía Mexicana por Javier Alvarado
El ambiente que vive actualmente la economía mexicana no es ajeno a la fuerte inestabilidad financiera internacional, sobre todo, si tenemos en cuenta el manejo macroeconómico que están haciendo actualmente las economías más fuertes del mundo.
La realidad es que la falta de cooperación internacional en materia de política económica y monetaria está poniendo a temblar a los mercados financieros y haciendo tambalear a muchas de las economías más débiles del planeta.
En particular, nadie duda que la economía mexicana es fuertemente dependiente de la economía norteamericana y que cualquier mínimo aumento de las tasas de interés en el país vecino podría traer consecuencias aún más graves para nuestra economía; sobre todo ahora que el tipo de cambio casi ha alcanzado los 18 pesos por dólar. Es grave porque en la medida en que los Estados Unidos suban sus tasas de interés para atraer más capitales, ello hará que el dólar se fortalezca más y nuestro peso se deprecie o se devalúe aún más frente al billete verde.
La realidad es que la economía mexicana no puede hacer más, o no está en sus manos poder contrarrestar los embates que están provocando las grandes potencias en los mercados financieros, pues a pesar de que el gobierno mexicano está subastando diariamente 400 millones de dólares para frenar el inminente desplome del peso frente al dólar no se perciben muy buenas expectativas. Y cuando digo que el gobierno mexicano no puede hacer mucho, es porque la elevación de las tasas de interés en Europa seguramente presionará a los Estados Unidos a hacer lo mismo para competir por el mercado de capitales.
En ese contexto, México tendría que hacer lo mismo; sólo que si eleva sus tasas de interés al igual que Europa o su vecino del norte, el costo del capital para financiar el crecimiento económico provocaría una mayor contracción, que terminaría por colapsar a toda la economía del país. Especialmente si tomamos en cuenta que nuestra economía depende significativamente de los ingresos petroleros, cuyo precio por barril se ha desplomado a treinta y ocho o treinta y seis dólares.
Ante estas circunstancias, las autoridades económicas de nuestro país han estado bajando constantemente sus pronósticos de crecimiento de 3.9 a principios de año al 2 o al menos del 2 por ciento para el término de este año.
Tan ha golpeado duramente la devaluación y el bajo precio del petróleo, que algunas importaciones, por ejemplo de prendas de vestir, han caído hasta en un 90%. A final de cuentas, el encarecimiento de las importaciones seguramente hará que se disparen los precios y las metas de inflación también tendrán que ajustarse, afectando algunos otros indicadores macroeconómicos, como la balanza de pagos, la balanza de cuenta corriente, la balanza comercial y la inversión extranjera.
Por cuestiones de espacio, me comprometo que en la próxima entrega explicaremos cuáles son estos riesgos macroeconómicos que enfrenta el país, sobre todo si tomamos en cuenta el impacto de la devaluación de la moneda china (Yuan) y la inestabilidad financiera que está provocando la aun no resulta crisis financiera de Grecia en la zona del Euro.