Las tareas escolares son realmente necesarias, ¿sí o no?
¿Es necesario que los niños hagan deberes? Llegada cierta edad y en la cantidad adecuada, sí. Y es que las tareas escolares enseñan distintos valores y lecciones a nuestros hijos:
– Planificación. Gracias a los deberes, los niños aprenderán a planificar sus tareas y a adelantarse a ellas para no sufrir momentos de estrés en el último momento.
– Organización. A través de las tareas escolares, los niños adquieren la capacidad para organizar su trabajo de la forma que consideren más efectiva e inteligente.
– Responsabilidad. Educar en la responsabilidad es enseñar a los niños que deben cumplir con aquello que se les ha encomendado o aquello con lo que se han comprometido.
– Esfuerzo. Con los deberes, nuestros hijos también se habitúan a esforzarse por lo que tienen que hacer.
Sin embargo, los deberes de la escuela suelen ser aburridos
Pero, los deberes que los niños hacen todos los días, ¿son divertidos? Si nos paramos a pensarlo y tal como apunta la pedagoga Nerea Riveiro, especialista en atención temprana y en evaluación psicopedagógica, ni siquiera la palabra que utilizamos para llamarlos resulta estimulante: ‘deberes’ o ‘tareas’.
Por lo general, los deberes de la escuela suelen resultar monótonos y poco estimulantes para los pequeños que deben hacerlos porque:
– Son repetitivos y cada curso son igual
Cada curso que los niños superan el nivel de dificultad de los deberes aumenta, sin embargo, el procedimiento es siempre el mismo, lo que acaba resultando muy repetitivo y aburrido para los niños.
– A veces, los deberes no son adecuados a la edad y el nivel de los niños
Cuando a los pequeños les planteamos tareas que son de un nivel mucho más alto que el suyo podemos llegar, incluso, a desmotivarles puesto que no llegan a cumplir con las exigencias.
– Cuando los niños tienen demasiados deberes
Una de las quejas habituales de muchos padres se refiere a la gran cantidad de deberes que las escuelas envían a sus hijos. Pero, ¿cuál es la cantidad adecuada? Esta pedagoga explica que no existe un tiempo exacto y que este cambia según los niños van siendo mayores, pero considera que con aproximadamente media hora al día es suficiente.
Hay que tener en cuenta que el nivel de atención que los niños pueden sostener no es como el de un adulto. Después de 45 minutos haciendo una misma tarea, inevitablemente esta concentración va a ir cayendo. Por este motivo, más de media hora de deberes podría ser demasiado demandante para los niños. En caso de que haya más tareas, es necesario hacer descansos.
Claves para que los deberes sean divertidos y estimulantes
Poco podemos hacer los padres para cambiar las tareas que les envían a nuestros hijos, ya que son las que se ha convenido que deben hacer. Sin embargo, hay algunas cosas que sí que están en nuestra mano (en la de padres y profesores) para que los deberes de la escuela resulten más estimulantes:
1. Lo más importante: motivar a los niños
Cuando no estamos motivados para hacer algo, lo hacemos con desgana y tratando de terminarlo cuanto antes para seguir con lo que sí nos gusta. Por ello, debemos buscar formas de motivar a los niños para que hagan los deberes de la escuela. ¿Creéis que los ejercicios de repetición que los niños hacen todos los días son motivadores?
No podemos olvidar que, según la neurociencia, la motivación es uno de los factores fundamentales en el aprendizaje. Y, además, como se detalla en el artículo de investigación ‘¿Motivar para aprobar o para aprender? Estrategias de motivación del aprendizaje para los estudiantes’ de Alejandro Anaya-Durand y Celina Anaya-Huertas de la Universidad Nacional Autónoma de México, esta motivación debe ir encaminada a que los alumnos aprendan o adquieran conocimientos y no a que saquen mejores notas.
2. ‘Llevarse el aprendizaje a su terreno’
Cuando conseguimos relacionar lo que los niños están estudiando con los temas que les gustan (los dinosaurios, la tecnología, la moda…), sin duda llamamos su atención y conseguimos que los deberes sean más divertidos.
3. Hacer del rato de hacer los deberes un momento familiar
Puede que las tareas que les han enviado no resulten muy divertidas, pero si les proponemos a los niños hacerlas en un entorno divertido y, sobre todo, afectivo estarán más dispuestos a enfrentarse a ellas. Por lo tanto, lo mejor es convertir el rato de hacer los deberes en un momento familiar.
Por ejemplo, toda la familia (los hermanos de distintas edades) se pueden sentar juntos en la misma mesa. Mientras, los padres pueden aprovechar para hacer ‘sus tareas’ (revisar las cuentas de la casa, chequear sus correos electrónicos, hacer tareas del trabajo…). De esta forma, compartiréis un momento que ahora será más agradable y tus hijos te tomarán como ejemplo de cómo se debe trabajar (sentado correctamente, en silencio, concentrados…).
4. Resolver sus dudas e ir más allá
Es normal que a los niños les surjan dudas y preguntas cuando están haciendo los deberes. Podemos aprovechar para resolverlas e, incluso, ir un poco más allá. ¿Qué significa esto? Invitar a nuestros hijos a investigar sobre el tema para aumentar su conocimiento sobre la cuestión que está estudiando y, por tanto, que le interese más.
5. Ejercicios que lleven a los niños a experimentar
Se puede estudiar el ciclo de las plantas en los libros o se puede plantar una semilla y vivir todo el proceso. Cuando los niños experimentan, aprenden mejor y de una forma más divertida. Busquemos ejercicios que hagan el aprendizaje más vivencial.
6. Motivar a los niños a investigar
Lo habitual es que le demos toda la información a los niños y que ellos se la aprendan. Pero, ¿y si son ellos los que investigan y luego nos explican lo que han aprendido? De esta forma, estaremos estimulando su curiosidad pero también su razonamiento y lógica.
¿Cómo deben ayudar los padres a sus hijos al hacer deberes?
Una duda que los padres tenemos a menudo es cómo debemos ayudar a nuestros hijos cuando están haciendo los deberes, si es que debemos ayudarles. Y es que existen padres que se sitúan en los extremos ante esta cuestión: los hay quienes dejan total autonomía a los niños, y los que hacen de arriba a abajo los ejercicios a los pequeños.
La clave está en el punto medio. No cabe duda de que los niños necesitan una independencia y una autonomía a la hora de hacer los ejercicios. Nosotros los padres debemos tener claro que los protagonistas de su aprendizaje siempre tienen que ser ellos. Sin embargo, en ciertas circunstancias pueden necesitar ayuda. De ahí que debamos adoptar una figura de apoyo. De esta forma, podremos detectar los momentos en los que nuestros hijos están perdidos, bloqueados o incluso frustrados y darles opciones. De esta forma podremos guiarles por dónde tienen que ir.
Por otro lado, caer en el lado contrario, aquel que nos lleva a hacerles los deberes a los niños también es contraproducente. En primer lugar, los niños no aprenden las lecciones escolares, pero además, no les enseñamos a resolver los problemas que se encuentran en su camino. Además, cuando hacemos sus cosas por ellos les enviamos el mensaje de que nosotros lo hacemos mejor que ellos o que ellos no están capacitados para enfrentarse al problema. Por lo tanto, esto puede tener consecuencias en su autoestima y confianza en ellos mismos.
¿Y tenemos que corregir los deberes a los niños? Nerea Riveiro recomienda no hacerlo, ya que de esta forma los profesores sabrán qué lecciones o conocimientos deben reforzar. Sin embargo, recuerda que en muchos colegios a principio de curso los maestros marcan las directrices a seguir en lo relacionado a este tema.