México en la era del proteccionismo
México ha transitado históricamente por varias etapas en su desarrollo como país; pero siempre se ha quedado a medias, atrás o en la cola. Puede usted llamarle como guste. Histórica y conceptualmente nos han conocido como un país colonizado, subdesarrollado, en desarrollo, en vías de desarrollo, en crecimiento, de reciente industrialización, etc., etc., pero en realidad llegamos siempre tarde a todo y frente al progreso quedamos igual o peor.
Siempre adoptamos modelos económicos, educativos, políticos y culturales diez, quince o veinte años después de haberse iniciado en otras partes del mundo, por eso siempre nos quedamos a medias; cuando estamos por alcanzarlos, comienzan a dar un nuevo viraje y no logramos alcanzar en ningún momento sus niveles de desarrollo.
Nos consta a los mexicanos que nuestros sistemas educativos están entre los más rezagados del mundo; que nuestro país tiene en Latinoamérica el más bajo índice de desarrollo democrático y que nuestro modelo de desarrollo económico es el más ineficiente en la distribución de ingresos, salarios, crecimiento económico y combate a la pobreza.
Seguimos aferrados a la creencia de que desde afuera nos van a llegar la prosperidad, la riqueza y el progreso; seguimos apostando a la inversión extranjera, al mercado externo, a la “mano invisible del mercado”, a la democracia mexicana, a la lealtad o a la honestidad de nuestra clase gobernante.
No logramos entender que el mundo está cambiando. Que dejará de ser global para volver a ser local; que los países desarrollados orientarán su modelo a fomentar la inversión nacional, impulsar el mercado interno, controlar la anarquía del mercado, proteger la economía nacional y activar la participación del Estado.
Mientras tanto, en México, seguimos creyendo en el trasnochado sueño neoliberal, en la idea de que las fuerzas sobrenaturales del mercado habrán de resolver los problemas de la economía nacional y la miseria de la gente.
No entendemos que dos de las economías líderes en el mundo quieren poner fin al libertinaje neoliberal; que Gran Bretaña y Estados Unidos están encabezando el retorno al proteccionismo, a la economía del Estado y no a la economía del Mercado. Que estas economías promovieron desde 1970 un modelo económico liberal que ahora está agotado y dejó de resolver sus problemas de crecimiento económico, desempleo, inversión, bienestar y prosperidad para todos sus ciudadanos.
Por eso hoy en México necesitamos nuevos liderazgos; liderazgos que vayan de acuerdo con los tiempos y con la marcha de la economía mundial. Necesitamos proyectos nacionalistas que vengan a rescatar nuestra economía del saqueo a que ha sido sometida por nuestra clase política; liderazgos que exijan la devolución de TELMEX, FERRONALES, MINERIA, PEMEX y todo lo ha han saqueado a los mexicanos. Un proyecto nacional y liderazgos que impulsen no sólo el cambio económico, sino también un cambio cultural y educativo, que fomente el nacionalismo y el amor por la patria, no la subasta de nuestras riquezas y la desnacionalización.
Este es el momento del cambio. Es momento de que el movimiento y el descontento nacional se traduzcan en la exigencia de un nuevo proyecto de nación. Un proyecto económico y político que otorgue al Estado la dirección del mercado, que apueste por la inversión y el ahorro nacional, por el consumo interno, por salarios dignos, por la equitativa distribución de la riqueza y hasta por la dignidad nacional.
En esta nueva era, ni el PAN, el PRD o el PRI garantizan un cambio de modelo, pues se han convertido, junto con la pedacera, en los grandes aliados para impulsar y aprobar reformas neoliberales que van en contra del pueblo y los intereses de la nación; han sido los grandes cómplices en la privatización y en la desnacionalización de nuestro patrimonio económico y cultural.
El triunfo de ellos, cualquiera que este sea, en 2017 o en 2018, seguirán garantizando la sobrevivencia de un modelo de desarrollo sustentado en el saqueo, en la privatización de los bienes nacionales, en la extranjerización, en la farsa democrática y en la simulación educativa.
Ojalá que entendamos, antes que sea demasiado tarde, que las coaliciones, los pactos y los acuerdos entre partidos han sido la gran estrategia para mantener el control económico, social y político de nosotros los contribuyentes; los que trabajan y pagan impuestos. Las coaliciones futuras PAN-PRD o PRI-Verde- Nueva Alianza- PT-Encuentro Social, es garantía de que seguiremos donde estamos y como estamos. Eso es y será a su criterio; por eso, ¿Cuál de las dos fuerzas prefiere?