Dicen que no conozco el amor
ni me he enamorado de nadie.
Si les dijera.
Estoy enamorado del mar, de la luna ni se diga.
Ah, las estrellas me tienen loco, no las de cine.
Las montañas me despiertan ternura y las amo cuando duermen.
Amo al viento cuando ríe y al sol
que canta con sus rayos de luz y no quema.
La noche me tiene prendida en sus faldas de obsidiana.
Amo a la mañana cuando viene corriendo y me susurra al oído
las canciones que compuso en su retirada.
Y beso a las flores cuando amamantan al colibrí de la cañada.
Siento que mi amor por esta tierra viene de siglos y no me canso
de amarla.
Amo aquellas bocas benditas que exhalan flores cuando hablan.
A los ojos que ven trenes cargados de corazones rojos
a los oídos que escuchan los rezos del que clama perdón
a los cuerpos que se estiran para alumbrar vida.
Amo los brazos que tienen callos de tanto abrazar